Los caballos son seres altamente sensibles y perceptivos, cuya capacidad les ha servido muchas veces para sobrevivir. Son la especie más perceptiva de las especies domésticas comunes.
El caballo tiene los sentidos más desarrollados que los humanos, es capaz de entender y percibir lo que pasa a su alrededor. Cualquier sonido, u olor diferente a lo que esta acostumbrado le afecta y provoca su reacción de escape. Si no puede huir, puede ponerse nervioso y patea o golpea. Hay que ser más paciente con ellos que con los niños. Son animales preciosos y podríamos aprender mucho de su comportamiento.
Ellos saben cuando estamos nerviosos o alterados, y reaccionan ante ello con la misma actitud, pero también saben cuando los queremos, les damos cariño, comida o estamos a gusto en su compañía reaccionando de igual manera, o incluso superando ese amor.
Al igual que nosotros, les gusta estar en compañía y tienen sus amigos preferidos a los que muestran su enfado o su cariño.
Les asusta el fuerte viento pues notan que algo se mueve inesperadamente. Son tan sensibles que les podemos manejar con nuestra postura en la montura, con el movimiento de las caderas, la forma de colocar nuestros brazos y de llevar sus riendas. También tienen sus preferencias por ciertos alimentos y memoria para saber quién les alimenta, les cuida y les proporciona su comida.
Pongámonos en la perspectiva de su mundo interpretándolo con los sentidos y seremos capaces de sentir y vivir más alerta.
Daniel Pérez de Matamala ha sido el modelo para este reportaje cuya profesionalidad a la hora de posar y de interactuar con el caballo fue excepcional.
