Hay sesiones de fotos que preparo con una gran ilusión, que quiero que salgan especialmente bien, bueno la verdad es que eso me pasa con TODAS, pero en ocasiones esa sensación se multiplica y mis nervios también.
Con los bebés no es tan fácil, no sólo vale preparar la sesión, tener las ideas de lo que vas a hacer, el atrezzo seleccionado y preparado. Hay que seguir su ritmo, ellos mandan, y lo mejor es adaptarse a cada uno y a la situación.
He dicho en alguna ocasión que cada sesión con bebés, aprendo cosas nuevas. Pero no sólo de fotografía, que de eso nunca se termina de aprender, sino que aprendo acerca de mi.
Me sorprendo a veces de aspectos de mi que antes tenía ocultos, que no me identificaba con ellos, porque de pequeña me decían que era esto o aquello, cosas buenas y menos buenas , que yo me creía. Tanto es así que me creo cosas de mi que no me pertenecen para nada, y descubro otras que si me identifican más.
Estas sesiones de fotos tan especiales, tan calmadas, son una forma de autoconocimiento para mi, y me ayudan a conocerme mejor. Sesiones en las que en unas horas trato de conocer a estos bebés, les escucho con toda mi alma y al final de la sesión se algo mas de ellos, les conozco un poquito mejor.
Y al final de la sesión, se algo más sobre mi, me conozco un poquito mejor.